Publication Date: 01-04-2024
Las declaraciones recientes de la gobernadora Rodríguez y el subgobernador Mejía telegrafiaron a los mercados con claridad que bajaría la tasa de referencia en la reunión de la Junta de Gobierno del 21 de marzo. A pesar de que la mayoría de los analistas anticiparon la reducción de 25 puntos base, la discusión sin consenso ha continuado. Tampoco fue unánime la decisión en la junta, ya que la subgobernadora Irene Espinosa votó en contra. Los analistas que estuvieron de acuerdo con la decisión ven que el entorno inflacionario va francamente a la baja, que la tasa de interés real ex ante sigue siendo muy elevada y que, por ende, la postura de la política monetaria sigue siendo “innecesariamente” restrictiva. Pero reconocen que esta decisión no es el inicio de un ciclo de bajas de la tasa. Consideran también que una paulatina reducción del diferencial de tasas de interés entre Estados Unidos y México puede coadyuvar a una depreciación ordenada del tipo de cambio para reducir la “sobrevaluación”.
Por otro lado, estamos los que consideramos que la decisión fue apresurada, riesgosa y manda una señal de tolerancia con el ritmo de la inflación que aún está lejos de la meta del 3 por ciento. La inflación subyacente de 4.7% anual mayor a la general en la primera quincena de marzo no muestra un comportamiento decididamente a la baja y sigue contaminando la formación de precios en la economía. Igualmente, desacoplarse de las decisiones del Fed tiene sus riesgos, principalmente sobre el tipo de cambio. Asimismo, la política fiscal expansiva debe ser contrarrestada con una política monetaria más restrictiva. De igual forma, la incertidumbre política llama a ser cautos en el manejo monetario. El balance de riesgos que, el mismo banco reconoce estar sesgado al alza, es otro argumento para no haber movido aún la tasa. Finalmente, las expectativas de inflación a largo plazo no están ancladas; es un indicador para no aflojar el paso.
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