Publication Date: 12-03-2024
México está urgido de paz. La violencia de los últimos 18 años ha provocado heridas profundas en la sociedad mexicana. México está urgido de paz. Hay más de 110 mil personas desaparecidas y no localizadas. El crimen organizado avanza en su huella nacional y es la amenaza más latente a nuestra democracia. México necesita paz. La polarización ha hecho que normalicemos la violencia. La toxicidad del debate público divide en falsos y reduccionistas binarismos que no permiten la construcción de confianza. México necesita paz y por ello soy un ateo LGBT que ve con buenos ojos la convocatoria de la Conferencia del Episcopado Mexicano y de la Compañía de Jesús a las candidatas a la presidencia para firmar una Agenda Nacional de Paz.
Somos una república laica que tiene una larga historia de acotar el papel de la iglesia católica en la vida social y política. No en balde Juárez empujó las leyes de Reforma y el país vivió una Guerra Cristera a inicios del siglo XX. Más recientemente, la iglesia y el mismo Episcopado se habían convertido en un obstáculo para el avance de la democracia mexicana al reconocer legalmente la unión de las parejas del mismo sexo o en el avance de los derechos sexuales y los derechos reproductivos de las mujeres, incluido el acceso al aborto. Por estas posturas conservadoras, varios de los activismos feministas y de la diversidad sexual no veían positiva la incidencia clerical en la vida pública. Sin embargo, la violencia obliga a tejer mucho más fino, a pensar en la construcción de una agenda nacional, ampliando la escucha de todos los sectores y en esto la iglesia ha desarrollado un papel fundamental.
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