Fecha Publicación: 13-11-2023
Es irritante, desconsolador, frustrante, hablar de los estragos del huracán Otis. Enrique Krauze dice en su artículo de ayer domingo en Reforma: “Acapulco está destruido”. Las redes divulgan números: dos mil, tres mil muertos y desaparecidos. Por supuesto, deben ser muchos más de los consignados en los datos oficiales, si hay olores putrefactos. Los problemas se encadenan y amenazan con terminar en mayor pobreza, enfermedades y más violencia hasta llegar a la ingobernabilidad.
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