Fecha Publicación: 31-10-2023

Los desastres naturales ponen a prueba a los gobiernos y a sus sociedades. El paso de “Otis” y el desastre que causó en la Costa Grande de Guerrero son una prueba de fuego para el gobierno del presidente López Obrador y para la sociedad mexicana. Atender la emergencia humanitaria es solo el primer paso del largo camino que ocupa para la reconstrucción de Acapulco, uno de los lugares más queridos por los mexicanos. En este primer punto, el Presidente ha vuelto a equivocarse al polarizar y politizar la tragedia.

En lugar de poner el énfasis en las víctimas, el Presidente se volvió a poner los guantes para atacar a sus adversarios. A unas horas de la devastación de “Otis”, AMLO se subió a una camioneta y se desplazó por tierra a Acapulco. Las imágenes de su travesía tuvieron dos lecturas. Por un lado, los simpatizantes de la 4T usaron las fotografías para decir que “AMLO hizo todo para llegar a la zona del desastre”. Por el otro, sus detractores las usaron para “evidenciar la incompetencia” y con esto solo incendiaron la pradera.

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