Fecha Publicación: 26-10-2023
Hasta la noche del martes, la campaña de Claudia Sheinbaum rumbo a la candidatura presidencial había sido un ejemplo de disciplina partidista con movilizaciones masivas de la militancia y beneficiarios de los programas sociales, donde gobernadoras y gobernadores fungían como edecanes. Bajo ese diseño se programó un encuentro con la militancia de la Ciudad de México en el Estadio Azul, que sería un reforzamiento de ese músculo, pero sucedió lo inverosímil. Las gradas estaban vacías y la cancha sin gente, por lo que un desencajado Mario Delgado, líder de Morena, canceló el mitin. La molestia de Sheinbaum, que no apareció por ningún lado, debió haber sido mayor. La militancia la había saboteado y humillado. Su poder, abollado y en entredicho.
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