Fecha Publicación: 05-09-2023
La frase del encabezado corresponde al 2006, cuando después de una muy disputada y controvertida elección el candidato electo, Felipe Calderón, se refirió así a la declaratoria de su victoria.
No la más afortunada, se convirtió en sinónimo de eso que en México es tan frecuente: la duda que empaña aún sin fundamento, acostumbrados a como estamos a ser mal pensados y a comprar todas las teorías de conspiración que nos ofrezcan.
Ahora, diecisiete años después, la frase parecería aplicar perfectamente a los procesos de selección de candidatos a la presidencia de Morena y del Frente Amplio por México, que se han convertido, ambos, en la feria de la simulación y de la violación a la ley, a los reglamentos propios y hasta a lo que el sentido común indica.
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