Publication Date: 29-05-2023
Hace apenas tres décadas que los mexicanos veíamos con normalidad que el Presidente de la República fuera un hombre fuerte, sin nadie que se le plantara enfrente para contradecirlo. A esa omnipotencia, el doctor Jorge Carpizo la señaló como “Poder metaconstitucional”. Desde la presidencia del Tata Cárdenas, esa forma de gobernar se fortaleció. Pocos entendíamos que esa forma de actuar era inconstitucional. Porque, precisamente, el corporativismo hizo que los mexicanos olvidáramos o hiciéramos poco caso de los principios constitucionales que dieron vida al Estado mexicano hace 200 años: el federalismo y la división y equilibrio de Poderes. Durante el largo periodo del partido hegemónico, los presidentes de la República que emanaron del PRI decidieron quiénes conformaban el Poder Legislativo y con ello, el Poder Judicial. Muchos suspiros le ha de producir al presidente Andrés Manuel López Obrador recordar esos tiempos, si no, de qué otra forma podemos explicarnos el cotidiano embate al Poder Judicial de parte de él y de sus legisladores. Sin embargo, el Estado mexicano se construyó sobre la base de esos principios que hoy el populista Presidente y Morena desprecian.
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