Publication Date: 05-05-2023
Instituciones como México Evalúa están hechas justo para entregar ideas a la deliberación pública. La concepción de ideas debería considerarse como una actividad de alto valor. A fin de cuentas éstas mueven al mundo.
En el proceso de aprobación de las casi 20 iniciativas de ley, durante lo que hoy se conoce como ‘viernes negro’, faltó discusión. O sea, faltó justo el elemento que es consustancial al trabajo legislativo. Lo que los legisladores deberían cultivar es el talante de la representación y la capacidad de deliberación. De hecho, los recintos en su aspecto físico están (o deberían estar) diseñados con ese propósito: una tribuna en la que se exponen planteamientos y, de frente, un lugar desde el que se escucha, se delibera, se apoya o se repudia. Esa deliberación siempre es acalorada en contextos de pluralidad, como el que inauguramos en 1997 cuando el PRI perdió su mayoría aplastante. A partir de allí la pluralidad quiso nacer, pero se vio siempre sometida a la lógica de las mayorías y la eterna tendencia a la imposición. La pluralidad no puede ser plena cuando las dirigencias de los partidos tienen todo el poder; cuando disciplinan a base de premios o castigos respecto a futuros cargos, cuando se compran voluntades.
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