Fecha Publicación: 04-05-2023

En su libro La Herencia, Jorge Castañeda estudia los mecanismos de sucesión presidencial desde Luis Echeverría hasta Ernesto Zedillo. La obra, publicada en 1998, y que antecede a la transición democrática electoral de dos años después, se enfoca en las maneras en que “el gran elector”, es decir, los presidentes mexicanos del todopoderoso PRI, decidían sobre quién abanderaría la candidatura en el ocaso del sexenio.

Aun y cuando la obra pudiera cuestionarse como rebasada por las transformaciones políticas de los últimos 25 años, interesantes paralelismos ocurren entre el antiguo sistema de selección con lo que vemos actualmente rumbo a 2024.

Está, por ejemplo, la fórmula inaugurada por Adolfo Ruiz Cortines de que el número ideal de candidatos sean tres. La lógica: tener a dos polarizaría la integridad partidista, y más de tres atomizaría los apoyos. Este primer paralelismo entre lo viejo y lo actual, lo vemos en los tres nombres que ha placeado el Presidente López Obrador desde hace ya un par de años. La diferencia: que mientras Ruiz Cortines inventó al “tapado”, el hoy presidente lo transformó en los “destapados”, o corcholatas.

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