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Última actualización:
2024-04-20 04:40

MÉXICO 2024-2030. DESCARBONIZACIÓN II

Fecha Publicación: 13-10-2022

La descarbonización es un gran concepto. Entiendo que la naturaleza necesita carbono para funcionar, pero la economía moderna ha generado un exceso de carbono que rebasa las necesidades normales de la naturaleza y que ha empezado afectar el balance que el sistema tierra puede tolerar para mantener ciertas condiciones que permiten la vida.

Pero reducir la contaminación del medio ambiente significará un costo, la descarbonización tendrá que internalizar las variables que la economía basada en la libre generación de contaminantes soslayó durante mucho tiempo. Hay empresas que han comenzado voluntariamente un programa para reducir y después eliminar sus operaciones la generación y/o uso de actividades "carbonizantes", sin embargo, el esfuerzo necesario requerirá de acciones afirmativas y contundentes de todos los países tal como ha intentado hacer el Acuerdo de Paris.

México fue un paso adelante y en 2008 fijó objetivos medibles máximos para la producción de energía eléctrica usando combustibles, aun antes de que en 2013 se decidiera en la reunión sobre el tema de Naciones Unidas que los países debían obtener las "Contribuciones Previstas y Determinadas a Nivel Nacional". En 2008, México trazó una ruta de acción que especificaba que para el año 2024, al menos, 35% de la electricidad que se consumiera en el País provendría de fuentes limpias. Una pregunta que vale la pena hacer, dado que la impredecibilidad del clima y su excesiva virulencia es evidente, es si el porcentaje de 35% es todavía relevante.

Al no haber documentación alguna que sustente científicamente que ese porcentaje es el necesario para atenuar los efectos del cambio climático es momento de reevaluar la meta, y de paso que quede constancia científica de cómo y por qué se justificaría mantener el objetivo definido en 2008, o si conviniera modificarlo para que nuestra buena intención de aquel entonces se convierta en un objetivo administrable. Por el termino "administrable" me refiero a que sea alcanzado como obviamente se supondría, pero también haciendo evidente que habrá costos colaterales, como la muy actual discusión del efecto en la confiabilidad del sistema por la natural intermitencia de la electricidad proveniente del aprovechamiento del sol, el viento y la mayoría de las hidroeléctricas. La otra parte de "administrable" tendría que ser su monitoreo a través de submetas o indicadores que nos permitieran conocer si el fin último de un plan de uso de energías limpias cumple con el objetivo fundamental: cuidar la tierra y el futuro.

Las energías limpias son para algunos de nosotros un fin en sí mismas. Pero para la nación son solamente uno de los mecanismos para lograr un fin mayor: la sostenibilidad. Dedicar grandes esfuerzos en la prevención de la contaminación enfocándose en el sector eléctrico tiene un gran sentido práctico porque el monitoreo de las plantas de gran generación no limpia -la térmica- es mucho más sencillo dado que son muy pocas; menos de 250 en el País.

Será fundamental que la próxima Administración de este País, aquélla que nos gobernará de 2024 a 2030, tenga resuelto, antes de llegar a la Presidencia, cómo si se retoma un programa agresivo de energías renovables.

Para determinar un probable escenario de futuro creíble para todos la mejor candidata es la Universidad Nacional Autónoma de México por su solvencia moral, sus amplias capacidades técnicas transversales y su atemporalidad política.

Las exposiciones sobre el sector eléctrico que se hicieron en el Senado de la República me llevaron a pensar que había más puntos en común de los que los participantes querrían haber reconocido. La parte de descarbonización que corresponde al sector eléctrico es pura y absolutamente numérica, las leyes imperantes solamente deben ser las de Kirchoff, Ohm y otras similares.

Director General Burns & McDonnell México

eandrade@burnsmcd.com

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